miércoles, 17 de julio de 2013

Siempre queda una esperanza

Aun me duele cuando recuerdo a Diego antes de dormir, pero el dolor es señal de que sigo viva, es señal de que hice algo importante... y ese algo fue amar, quizá no fue correspondido ni como había soñado pero lo hice.

Tardé meses sufriendo por el, pensé que no podría reponerme pero siempre hay algo más, cuando una puerta se cierra es porque una nueva se abrirá... y muchas veces lo que más buscamos esta más cerca de lo que pensamos.

Llore por el, por lo ocurrido, por todas las tonterías y los buenos momentos, creí que no lograría salir de ese oscuro lugar donde yo misma me había instalado  pero hubo alguien que me ayudo, un amigo que siempre estuvo a mi lado y por el dolor no lo había visto con la claridad necesaria,  su nombre era Augusto, nos conocíamos de hace tiempo, solíamos hablar de vez en cuando, nos gustaba reír por cualquier cosa, a su lado era tan fácil ser feliz.