domingo, 12 de enero de 2014

¿Quién se robo el amor? Parte 1

Mira tu cabello! por eso nadie te quiere; Esta es una de las tantas razones por la que odio la voz en mi cabeza, esa voz que siempre me destruye, y que a veces pienso que tiene razón.

Es un lunes como cualquier otro e intento arreglarme para asistir al colegio, pero viéndome al espejo me doy cuenta que esa voz en mi cabeza talvez tenga razón, no soy la más agraciada que digamos, no tengo un escultural cuerpo que lucir como las otras chicas de mi edad, ni un piel envidiable, soy de piel apiñonada pero como muchas pecas, soy bajita y de complexión delgada, más bien desganada, y pues mi cabello.... ese si que es un verdadero caos, me gusta su color castaño oscuro pero tiene  unas ondas medio raras, no es ni lacio ni ondulado, mi madre dice que es quebrado jejeje, yo más bien pienso que es como muchos almuadazos por todos lados. 
No soy exactamente lo que la gente considera como "BONITA", pero que podemos hacer, así nací y pues soy pobre como para pagar la cirugía plástica, jejeje y bueno aunque tuviera el dinero no lo haría, sería un derroche innecesario.

Estar en el colegio sin Mariana es difícil, ella es mi mejor amiga y siempre estamos juntas, vamos al cine, a la biblioteca, por café y de compras, aunque esto último sea esporádicamente, y al igual que yo, ella no tiene novio, en comparación con el resto de las chicas de la escuela, las cuales no hablan de otra cosa más que de chicos, moda y criticas poco constructivas hacia otras chicas, aún así tienen sentimientos, jejeje, por lo cual no lloran por otra cosa que no sea chicos. Mariana y yo preferimos hablar de otras cosas menos.... frívolas, y por eso somos las "raras de la escuela", y porque jamás encajarías con nadie más.... insisto, odio esa voz, pero Mariana no vino hoy, se fue de vacaciones a la playa con su familia, y yo me he quedado sola, apenas van tres días y ha sido difícil, no es lo mismo pasar por los pasillos con alguien que te infunde confianza y te da su apoyo para no sentirte tan diferente, al hecho de ir sola y que todas las chicas te barran con la mirada al pasar, es feo, me siento como si estuviera en un zoológico y fuera el único animal, porque lo eres... sólo una semana más, sólo una semana más.

Al colegio asisten chicas muy... arregladitas,  y chicos muy guapos; los chicos no le hablan a las chicas, a menos que sea alguien que les gusta, y eso todas lo sabemos, es como un pacto raro entre ellos, no te pueden ver hablando con un chico porque en automático dan por sentado que es algo o pretende ser algo más que tu amigo, con excepción de Efraín, él le habla a todas las chicas, menos a mi (evidentemente), y todas las chicas suspiran por él, y es que tiene algo muy especial, hay quienes dicen que es su voz, una voz grave como las de antes que le concede un aire misterioso, en ocasiones dicen que es su cuerpo demaciado perfecto para sus 18 años, con el triangulo invertido y unos músculos perfectamente definidos y un tono de piel bronceado que le daba un brillo especial, incluso hay quienes suspiran por su cabello, ese cabello negro como la noche sin luna y sin estrellas, con ondas suaves; pero a mi lo que me encanta de él es su sonrisa, creo que podría verlo sonreír todo el día, es una sonrisa que te contagia y te llena de alegría, pero para él no existes, odio cuando tiene razón, pero soñar no cuesta nada, más que el dolor de la realidad al despertar.

El día transcurre rápido, para mi buena suerte, lo cual me pone de buen humor, eso y el hecho de pensar que hoy por la tarde al fin volveré a ver a mi hermana Sofía, ella y yo siempre hemos sido muy unidas, somos gemelas y siempre hemos compartido todo, hasta el día en que mis padres se divorciaron y nos tuvimos que separar, ella se fue con papá y yo me quede con mamá, y como cada año tiene que pasar tiempo con nosotras, y gracias a un incidente en su escuela no tendrá clases por un mes, la tendré conmigo por un mes entero y eso me entusiasma.

Las clases del día terminan y es hora de correr, quiero llegar al aeropuerto rápido para poder recibirla, pero al doblar en el pasillo no me doy cuenta que hay restos de gelatina en el piso, demasiado tarde, y me caigo, que no saben comer sin tirar restos, esto no es el jardín de infantes!, punto bien planteado vocecita!, intento levantarme, esto es tan humillante, por suerte sólo hay dos chicas delante de mi y parecen no haberlo notado, un alivio, puesto que ya es bastante malo ser la rara como para ser rara y supertorpe.

- ¿Estás bien?- y una mano me agarra del brazo ayudándome a levantarme, Oh! Esa voz! Demonios es él!.


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